CHRIS EL-BAHR

CHRIS EL-BAHR

CHRIS EL-BAHR

Entrevista

METAMORFOSIS DE UNA REINA DE LOS SUBURBIOS

Por Mar Montilla

Cuando estaba embarazada deseé — con todas mis fuerzas — que el fruto de mi vientre fuese un varón, ¿sabéis por qué? Porque quería enfrentarme al reto de educar a un hombre a mi manera, transmitiéndole una mentalidad abierta y feminista. Mi anhelo se cumplió y logré mi objetivo. ¡Vaya si lo logré!

Es para mí un orgullo entrevistar a Chris El-Bahr, mi hija.

1. ¿QUIÉN ES CHRIS EL-BAHR?

Chris El-Bahr es una soñadora de veintitrés años, llena de aspiraciones y proyectos de vida. Con inclinaciones artísticas y espíritu activista, trata de transmitir su mensaje a una sociedad aún muy atrasada en lo que a la inclusión del colectivo LGTBIQ+ —y sobre todo de la comunidad transgénero— se refiere.

2. A LOS 13 AÑOS LE CONFESASTE A TU MADRE QUE TE GUSTABAN LOS CHICOS. ¿CÓMO VIVISTE ESE INSTANTE?

No fue fácil. No porque pensara que mi madre iba a rechazarme, sino por el hecho trascendental de aceptar, por primera vez en la vida, que yo no formaba parte de la supuesta «normalidad» que la sociedad impone. Lloré mientras se lo decía, lloré mucho, muchísimo, pero ella me abrazó con fuerza, para consolarme. Me dijo que me quería tal y como era, y que podía contar con su apoyo total y absoluto.

3. ¿CÓMO HA SIDO LA RELACIÓN CON TU ENTORNO DESDE TU INFANCIA HASTA HOY?

La relación con mi entorno ha sido complicada, a pesar de tener el amor y el apoyo de personas muy cercanas. Mucho antes de identificarme como gay, los niños del colegio al que iba ya me llamaban «maricón» y me pegaban. Se reían de mí por no saber jugar al futbol, por tenerle miedo a la pelota. Me daban balonazos en la cara y en el estómago. También se burlaban por apuntarme a danza, por ejemplo.

En Secundaria fue aún peor. A los trece años «salí del armario» y eso marcó un antes y un después en mi vida. En un instituto bastante problemático y donde los chicos tenían una masculinidad gigante, hacer esa declaración fue como una sentencia de muerte. Las mofas eran constantes, y el bullying que sufrí fue muy duro. Hasta que llegó el día en el que me cansé, y con tal de sobrevivir en ese ambiente, tuve que masculinizar mis modales. Me junté con chavales de mala reputación para que el resto empezara a respetarme. Eso me hizo ganar confianza en mí misma y plantar cara a aquellos que me humillaban. Pero a la vez me llevó a meterme en líos, a repetir varios cursos y a abandonar el instituto sin terminar la ESO, en cuanto cumplí los dieciséis años.

En casa tampoco era todo perfecto. Mi padrastro, un musulmán de ideas tradicionales, al que yo consideraba mi padre,  nunca aceptó que yo no me comportara «como un hombre». Mi orientación sexual y mi identidad de género se convirtieron en temas tabú. No podía ser libre ni en mi casa, ni en la calle. No me sentía libre en ningún espacio de mi vida. Por suerte eso quedó atrás. A los dieciocho años retomé los estudios en otro instituto, fuera del entorno de mi barrio, y conocí a gente a la que le daba igual lo que fueras y te aceptaban sin ningún tipo de problema. Hice el Bachillerato. Pocos años después, a raíz de conocer a mi pareja, empecé a frecuentar espacios y asambleas LGTBIQ+ y a crearme mi propia red de amistades y de apoyo. Las cosas cambiaron a partir de entonces, sobre todo cuando mi padrastro nos abandonó, a mi madre y a mí, para regresar a Marruecos.

4. ¿CON QUÉ PRONOMBRES TE IDENTIFICAS?

Hace unos años comencé a identificarme con el pronombre femenino —ella— y el neutro —elle—. A día de hoy y después de un proceso de cambios en cuanto a mi identidad de género, prefiero identificarme únicamente con el femenino.

5. ¿QUÉ ES EL GÉNERO NO-BINARIO?

Nuestra sociedad actual está basada en un binarismo de género, en la creencia de que tan solo existen dos géneros —hombre y mujer—. Las personas que se consideran no-binaries son aquellas que no se identifican ni como mujeres ni como hombres, sino más allá de lo binario. Dentro de esto puede haber varias identidades de género, o bien identificarse como no-binaries, sin más. Desde que se empezó a escuchar más este término, mucha gente cree que una persona no-binarie se identifica como hombre y como mujer, o a medio camino entre las dos categorías. Esto es falso y es una construcción hecha por una sociedad que no puede comprender que haya identidades de género que nada tengan que ver con esa dualidad. También puede deberse a la creencia de que las personas no-binaries tienen una apariencia muy andrógina, pero aquí deberíamos diferenciar entre identidad de género y expresión de género. Una persona puede identificarse como femenina y tener una expresión de género —forma de vestir, apariencia, rol, comportamiento— muy masculina o andrógina, por poner un ejemplo.

Además, erróneamente se cree que las identidades no-binarias son un hecho actual y post-moderno, y sin embargo existen desde los inicios de la humanidad. En la mayoría de las culturas originarias, tener una persona no-binaria en la familia era símbolo de bendición y estas personas siempre eran asociadas al mundo espiritual y místico, y tenían un estatus muy importante en la comunidad. En la India, por ejemplo, como en el hinduismo se habla del «tercer sexo» —así lo denominan ellos— desde siempre se ha aceptado legalmente esta tercera identidad de género que puede figurar hasta en documentos oficiales.

6. ¿CUÁNDO SUPISTE QUE ERAS TRANS?

Creo que siempre lo intuí. Nunca he encajado con los chicos o los hombres, ni siquiera con aquellos que son gays o que tienen una masculinidad más deconstruida. Me sentía diferente a ellos en todo. Pero no fue hasta tener más o menos dieciocho años, que leyendo sobre el tema, descubrí las identidades no-binarias, y eso me dio el impulso para desprenderme de la etiqueta de «hombre» y descubrirme a mí misma como lo que soy.

Luego tuve un proceso de transición personal de varios años —que aún dura y probablemente seguirá— que me ha servido para darme cuenta de que no me identifico como no-binarie, sino como mujer trans. No niego que la etiqueta anterior me representara durante un largo tiempo —la identidad de género es algo muy personal, complejo e incluso cambiante a veces—, pero lo cierto es que desde que me acepté a mí misma como mujer trans, todo ha cobrado sentido en mi vida. Me siento en paz, en armonía conmigo misma, y más feliz que nunca.

7. ¿HAS SIDO VÍCTIMA DE ALGÚN DELITO DE ODIO?

Sí, más de una vez y de dos. Cada cierto tiempo sucede algo. Me insultan por la calle, murmuran cosas a mi paso, o me comentan por las redes sociales. Y no solo eso. Desde que comencé a transitar y adopté una apariencia más femenina, el acoso que recibo por parte de hombres cisgénero y heterosexuales es realmente brutal y asqueroso. Tanto en la calle, donde más de una vez me han seguido hasta casa o me han susurrado palabras soeces, como a través de las redes sociales, donde recibo mensajes diarios con comentarios sexuales o fotos de sus genitales. Es alarmante la cosificación por parte de los hombres heterosexuales hacia las mujeres o hacia aquellos sujetos con apariencia femenina.

Lo más grave ocurrió hace casi un año, en Barcelona. Durante una sesión de fotos, en plena calle, un grupo de unas diez personas nos rodeó y empezó a insultarnos, con amenazas de muerte incluidas. Nos dieron empujones y trataron de robarnos el equipo fotográfico. Justo en ese momento apareció la policía, por casualidad, una cosa llevó a la otra y hasta tuvimos que ir a juicio, por culpa de esa gente. Recuerdo todo aquello como una de las peores experiencias de mi vida.

8. ¿PUEDES EXPLICARNOS LA DIFERENCIA ENTRE CISGÉNERO, TRANSGÉNERO Y TRANSEXUAL?

Una persona cisgénero es aquella que se siente identificada y conforme con el género que le asignaron al nacer. Una persona transgénero es lo contrario, es alguien que no se identifica con el género que le asignaron al llegar a este mundo. Transexual es la persona transgénero que, al no identificarse con el género que le asignaron al nacer, decide pasar por una transición médica —hormonación, cirugía, etc.— para no sufrir disforia, para tener un cuerpo que percibe más acorde con su identidad.

Me gustaría puntualizar que estoy un poco en contra del uso de la palabra «transexual», con la que no me identifico, ni creo que me represente, a pesar de estar realizando una transición médica. Prefiero identificarme como trans, a secas, o transgénero. ¿Por qué? Pues esto es debido a las connotaciones históricas del término transexual, que tiene su origen en la patologización de nuestro colectivo por parte de las instituciones psiquiátricas, que incluyeron en su lista de enfermedades el «trastorno de la transexualidad y disforia de género».

Cuando nacemos, o incluso antes, nos asignan un género —hombre o mujer— en base a nuestros genitales. Esto es un error, ya que los genitales no definen ni representan tu identidad de género. Una cosa son los genitales o el sexo, que es algo físico, y la otra es la identidad de género, que es un hecho psicológico. Cuando una persona nace y se le asigna un género u otro en base a su físico, y se la cría y educa durante toda su infancia en base a unos roles de género concretos, estamos cometiendo el error de decidir por esa persona y obligarle a ser algo que tal vez no es.

«Transgénero»  es un término paraguas que incluye millones de identidades y etiquetas —«transexual»  entraría dentro de este espectro—, ya que el género y la identidad son cosas muy personales y complejas.

 

9. ¿ERES ACTIVISTA DE LOS DERECHOS LGTBIQ+?

Sí, esta es una lucha que me atraviesa por completo. Creo que es importante que las personas que formamos parte de la comunidad nos dirijamos al resto de la sociedad, les hagamos llegar nuestro mensaje y luchemos para alcanzar una inclusión y una igualdad reales. Tengo un espíritu reivindicativo. Hago mías las causas injustas y me implico en sus luchas. Es algo que está presente en mi día a día, y en todo lo que emprendo. No puedo pensar de otra forma y no concibo otro modo de vida.

10. ¿ESTÁS A FAVOR DE LA HORMONACIÓN? ¿Y DE LAS CIRUGÍAS?

Esto es algo complejo. En parte sí, estoy a favor de ambos tratamientos como método de transición médica para personas transgénero. De hecho, yo me estoy hormonando desde hace tres meses y estoy contenta con los cambios que está experimentando mi cuerpo. También tengo pensado realizarme alguna cirugía más adelante.

El problema es que creo que se nos presta poca atención al colectivo trans. Creo que no se invierte lo suficiente en darnos tratamientos que sean específicos para nosotres y que no tengan efectos adversos en la salud a corto o largo plazo, algo que no se ha estudiado demasiado y por lo tanto se desconoce. Por ejemplo, tomamos medicamentos que se recetan para otros fines y en ningún apartado del prospecto consta que tengan el efecto que tienen —feminizador o masculinizador— en las personas transgénero.

Debería producirse un gran cambio en la mentalidad de la sociedad para que las leyes concedieran a la salud de las personas trans la misma importancia que a las cisgénero. Solo así conseguiremos la verdadera inclusión, la igualdad. Las operaciones para feminizar o masculinizar el aspecto no deberían considerarse cirugía estética, porque responden a una necesidad. A día de hoy, en España, hay operaciones que entran por la seguridad social, pero las listas representan años de espera, y con resultados que dejan mucho que desear. Por eso la mayoría opta por acudir a clínicas privadas que cobran lo mismo o más que si la cirugía fuera por un capricho estético. Opino que este tipo de intervenciones deberían ser gratuitas para personas transgénero. Y si la sociedad no fuera como es, si no existieran unos roles de género tan marcados y no le diéramos tanta importancia a este, la mayoría de las personas transgénero no necesitarían pasar por todos estos procesos.

11. ¿TE SIENTES DISCRIMINADA? ¿EN QUÉ ÁMBITOS?

No demasiado. Me siento afortunada en ese aspecto. No he sufrido discriminación en mi actual trabajo, por ejemplo, más allá de que algún compañero me haya malgenerizado —dirigiéndose a mí con un pronombre con el que no me identifico—. Pero sí que es cierto que siempre temes el rechazo. En mi caso, ese temor me llevaba a masculinizar mi aspecto a la hora de realizar una entrevista, por ejemplo, para que cuadrase con el género y el nombre que aparecen en mi DNI; a no confesar mi identidad de género o expresarme de forma femenina hasta estar dentro de la empresa y haber superado el período de prueba; y a hacerlo con miedo, miedo a que me despidieran por ese motivo. Y no tendría que ser así. Las personas trans deberíamos tener las mismas oportunidades que las cisgénero.

 

Sería un mundo en el que cuando naciera una criatura no se le asignara un género en base a sus genitales, y no se educara con unos roles tan concretos y definidos, sino que se criara de una forma neutra, dejando que vaya descubriendo por sí misma su propia identidad a medida que crece. Un mundo donde no tuviera cabida ningún tipo de discriminación —libre de transfobia, racismo, LGTBIQfobia, xenofobia, etc—.

12. ¿SI PUDIERAS CAMBIAR EL MUNDO, ¿CÓMO SERÍA EL NUEVO?

Nuestra sociedad necesita una transformación profunda. Si me centro en los derechos del colectivo transgénero deberíamos empezar por dar la oportunidad a las personas trans de cambiar su género y nombre en el DNI, sin necesidad de pasar por un proceso hormonal; permitir la inclusión del género no-binarie en documentos oficiales; abrirles el mercado laboral sin restricciones; incluir una asignatura obligatoria en las escuelas de Primaria sobre sexualidad e identidad de género, para evitar la exclusión social, y para ayudar a aquelles niñes que puedan estar descubriendo su propia identidad más allá de lo que les han asignado, o que lo vayan a hacer en un futuro.

 

 

  CHRIS EL-BAHR

   Nacida el 14 de abril de 1997 en Barcelona.

    Artista, activista. Estudiante de Antropología Cultural.

   Coautora del libro REVOLUTION NOW. Lucha y resistencia         LGTB  en representación del colectivo Marikes Llibertàries i       transfeministes de Barcelona. Este libro es una recopilación     de artículos escritos por diferentes colectivos no                          institucionales y militantes que trabajan por la lucha LGTB        en Cataluña, Galicia, Asturias y Madrid.

 

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MENTES ABIERTAS

Mujeres médicas en Grecia y Roma clásicas

Mujeres médicas en Grecia y Roma clásicas

Mujeres médicas en Grecia y Roma

 

Por Lola Montalvo

LA SITUACIÓN DE LA MEDICINA FEMENINA

EN ESTAS DOS CULTURAS

Vamos a conocer unas cuantas mujeres y cómo consiguieron llegar a desempeñar como médicas, pero antes voy a exponer a grandes rasgos cómo era la situación de las mujeres en estas dos culturas. 

A la gran mayoría les resultan conocidos personajes de la antigüedad relacionados con la medicina como Esculapio, o médicos como Hipócrates, Antonio Musa—médico de Tarraco de origen griego que atendió a Augusto— o Galeno —figura histórica de origen griego que ejerció la medicina durante el s. II d.C.—. Como casi todas las ramas de la ciencia, la medicina avanzó a base de logros de hombres sabios que dejaron plasmados en escritos sus conocimientos y rudimentarias investigaciones. Pero pocos saben que también hubo mujeres, muy pocas en relación con ellos, que, luchando contra el androcentrismo dominante, entendido éste como el considerar al hombre, lo masculino y la masculinidad como medida y referente de todas las cosas y única fuente de sabiduría y autoridad, llegaron a ser médicas y generaron un aporte al conocimiento general, escribieron tratados y pusieron su granito de arena para que la medicina llegara a ser lo que es hoy día. Vamos a conocer unas cuantas mujeres y cómo consiguieron llegar a desempeñar como médicas, pero antes voy a exponer a grandes rasgos cómo era la situación de las mujeres en estas dos culturas.

Las mujeres recibían un tratamiento familiar diferente nada más nacer, una formación distinta de los hombres, no tenían personalidad jurídica propia ni tenían los mismos derechos públicos y sociales que los hombres. En Roma estaban sujetas al pater familias, figura masculina familiar que sustentaba la tutela sobre la mujer, tanto si estaba soltera o viuda —padre, hermano, tío…— como casada —esposo, hijo—. Eran, en cierto modo, una posesión más de los hombres de la familia.

Aún con esta situación de invisibilidad social de la mujer en la Antigüedad clásica, encontramos magníficos ejemplos de mujeres que se saltaron estas restricciones, tanto en su vida personal como en su papel social y cultural. Las vidas y obras de mujeres con gran poder político y social como Cornelia o Livia nos han llegado hasta nuestro días, casi esquivando los brillos omniscientes de los hombres, muy celosos de su poder y de su valimiento sobre las mujeres. No olvidemos que a las mujeres no se las consideraba como un igual, dado que ellas no tenían personalidad jurídica. El poder masculino en el que se veían inmersas estas «mujeres extraordinarias» debía ser tan enorme que su osadía al destacar no se cuestionó; incluso, estas mujeres pudieron ser consideradas dignas de admiración, como vemos que sucedió con Cornelia y Livia. Pero ellas fueron casos particulares, nunca un inicio de ningún cambio hacia la igualdad, tal como la entendemos hoy día.

El mundo clásico era androcentrista: lo masculino-el hombre como medida y referente de todo; la mujer estaba supeditada al hombre y limitada al ámbito doméstico, con una función muy determinada, pero, aun así, como se expresó más arriba, hubo mujeres que pudieron saltarse las barreras impuestas por este mundo que pivotaba solo alrededor de los hombres y pudieron apoderarse de un papel decisivo y decisorio, por lo menos en lo referente a su profesión y su vida. Conozcamos a algunas de estas mujeres extraordinarias que se saltaron las normas llegando a ser médicas en Grecia y Roma.

PHANOSTRATE de Acharnai en Atica

Algunos autores la consideran a ella y no a Agnódice la primera mujer médica. Vivió en Ática en el 350 a.C., tiempo por delante de Agnódice, que debió vivir en el último tercio del siglo IV a.C. Phanostrate era de Milete; no se sabe su origen ni la condición de su familia, solo se sabe que se dedicaba a «salvar vidas». En Acharnai que es la actual Menidi, se han localizado dos estelas de mármol y otra en Acrópolis en las que se muestra dedicatorias votivas agradeciendo la atención médica recibida. Atendía sobre todo a mujeres y niños y su nivel profesional era tal que se hacía asistir de ayudantes.

La mujer en Grecia y Roma antiguas

A grandes rasgos, en ambas culturas las mujeres cumplían un papel social distinto al del hombre, generalmente ligado al ámbito doméstico y familiar. En la vida íntima del hogar las mujeres tenían casi plena libertad de acción, pero fuera de las paredes caseras no tenían protagonismo social ni personalidad jurídica alguna, en la gran mayoría de los casos. En Atenas las mujeres libres de buena posición recibían una formación más que adecuada en literatura y música, su función y meta social lo constituían el matrimonio y la maternidad y llegarían a ser fundamentales en la educación de los hijos varones durante su infancia. La función más significativa de estas mujeres en la Antigüedad clásica, tanto griegas como romanas, era la de ser buenas madres

Es necesario indicar que las mujeres grecolatinas que más se conocen hoy día son las que presentaban un estatus social elevado, un nivel de vida acomodado, con familiares varones de cierta importancia político-militar, mujeres que pudieran estar asociadas de alguna forma a hombres famosos o ilustres. De las mujeres humildes y de las esclavas poco o nada ha llegado hasta nuestro días, salvo por referencias indirectas.

AGNÓDICE o Agnodike de Atenas:
Otros nombres: Hagnódica.

Esta mujer se encuentra entre la realidad y la leyenda, aunque muchos autores la consideran un personaje real. De hecho, se la considera la primera mujer médica-ginecóloga de la Historia. El primer dato que tenemos de su existencia es en la Fábula 174 del autor latino Higinio, en el siglo I a.C.

Se supone que vivió en Atenas alrededor del siglo IV a.C. (año 300 a.C.) era hija de una familia acomodada de su ciudad. Su existencia debía quedar reducida a lo que se imponía en esos años: vida hogareña y ser esposa y madre. Las chicas en esa época tenían cierta formación cultural y formal pero muy limitada.

En la época de Hipócrates se vetó el acceso de las mujeres a conocimientos médicos, a poder estudiar para actuar como parteras, dado que se les acusó de que practicaban abortos, por lo que se prohibió a las mujeres que practicaran la medicina bajo amenaza de condena a pena capital, a muerte.

Agnódice se rebeló contra esta decisión injusta; ella quería aprender medicina y cuidar de las mujeres que morían con demasiada frecuencia en los partos dado que no eran visitadas por los médicos hombres. Ella quería ayudarlas. Con la ayuda de su padre se disfrazó de hombre: se cortó el cabello, se vistió con ropas masculinas y se fue a Egipto, concretamente a Alejandría, a estudiar con un famoso médico de esa época, Herófilo de Calcedonia. Terminó sus estudios como una de las mejores estudiantes entre sus compañeros.

De regreso a Atenas ejerció su profesión aún escondida como hombre. Alguna mujer se negó al inicio de los síntomas del parto a que le atendiera un hombre y ella no tuvo reparos en de forma discreta a compartir su secreto con esas mujeres y ganarse su confianza. Su fama como ginecóloga y como médico de mérito no tardó en correr por toda la ciudad lo que levantó las envidias de los colegas hombres que no dudaron en acusar a ese «misterioso médico ginecólogo» de abusar de sus pacientes e incluso de violar a alguna de las mujeres que atendía. Ante un tribunal Agnódice se defendió de estas acusaciones falsas y recurrió al extremo de desnudarse ante los jueces para demostrar que esos delitos eran mentira. Pero, el ser mujer y médica también estaba condenado con la muerte. Ante esta sentencia las mujeres de la ciudad se lanzaron a la calle en masa manifestándose en contra de tal injusticia, dado que Agnódice había salvado muchas vidas, de esas mujeres y de sus hijos, esposas e hijos de esos hombres que la condenaban.

Agnódice se libró de su condena. Se le permitió ejercer su ciencia, pero solo podía atender mujeres. La ley tuvo que ser modificada para que las mujeres pudieran, a partir de ese momento, acceder a los estudios de medicina.

METILIA DONATA

Fue una médica de origen romano. Se conserva de ella un rico monumento funerario encontrado en Lion. Se la supone una mujer de alta clase social y que hubiera podido ejercer la medicina en la casa imperial, como médica de la corte.

IULIA SATURNINA

Esta médica romana ejerció su ciencia en Hispania en el siglo II d.C., concretamente se la ubica en Emerita Augusta, la actual Mérida, que en esos años era la capital de la provincia Lusitania. Se la supone ciudadana romana con origen en las clases populares; se conoce el nombre de su esposo, Casio Filipo que fue quien erigió la estela que nos ha quedado de ella y donde se indica su profesión y falleció a la edad de cuarenta y cinco años.

  • Otras médicas de origen romano: Primilia, Empiria, Naevia Clara…

NTIOQUIS DE TLOS

A esta médica la encontramos referida en diversos textos posteriores a su época, como en uno de los manuales de Claudio Galeno (siglo II d.C) en el que habla de Antioquis de Tlos, médica que vivió y ejerció en el siglo I a.C. en la ciudad de Licia. Era hija del médico Diodoto; llegó a alcanzar gran fama en su ciudad de tal forma que sus ciudadanos por suscrición pública erigieron una estatua en su honor. Otros textos, sin embargo, indican que había hecho erigir su estatua ella misma, lo que prueba, además, que se trataba de una mujer libre y rica.
MARGARETA
Reconocida cirujana «who had an inusual appointment as an army surgeon» es decir, que había sido nombrada cirujana del ejército de forma inusual. Es curioso que de esta médica no haya encontrado nada más…
METRODORA
Esta médica de origen griego vivió en Roma, entre los siglo I-II d.C.; otros textos, sin embargo, afirman que vivió entre los siglos III y IV. Como se puede comprobar se conoce poco de ella, salvo que fue la autora del escrito-tratado médico más antiguo conocido que fuera escrito por una mujer médica. De título «Sobre las enfermedades y los cuidados de la mujeres». Este tratado abarca muchas áreas de la medicina como es la ginecología —enfermedades del útero y mama, concepción—, en una época en la que la salud de la mujer quedaba reducida casi exclusivamente al parto. Este tratado fue ampliamente referenciado y traducido en la Grecia y Roma antiguas, llegando como texto importante hasta la Edad Media. También se la considera la primera médica que identificó la anorexia nerviosa como un problema de salud de su época.
Otras médicas de origen griego: Origenia, Cleopatra, Aspasia…

Esto es todo; este artículo es solo una pequeñísima muestra de la totalidad de médicas conocidas que ejercieron en Grecia y Roma clásicas durante siglos; y seguro que fueron muchas más de las que no han llegado noticias ni en textos ni en estelas o hitos de piedra. Abrirse camino en un mundo exclusivo de hombres debió ser una tarea ardua y complicada, con riesgo de ser condenadas de alguna forma o incluso de sufrir pena capital, como en los albores de la Grecia Clásica. Como se ha visto, casi todas las mujeres médicas ejercían como obstetras —obstetrix—, es decir, atendían en los partos, por razones lógicas: las mujeres, sobre todo las de clase más elevada no deseaban ser atendidas por hombres que, por regla general, no se ocupaban de los partos, dejando esta labor a las parteras y matronas. Algunas de estas mujeres, sin embargo, abarcaron más facetas del cuidado, de la medicina e, incluso, escribieron tratados que fueron copiados y considerados con respeto por médicos afamados como Galeno.

No se puede negar que ellas, las médicas de la Antigüedad clásica también generaron conocimiento, en su práctica diaria, en los tratados que escribieron, los cuidados que aportaron y que transmitieron generación a generación, de mujer a mujer. Ellas también ayudaron a generar conocimiento médico-científico y es justo que se conozca. Sirva este artículo para mostrar una breve reseña de lo que las mujeres médicas llevaron a cabo durante siglos.

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MENTES ABIERTAS

Poesías y versos sobre la vida

Poesías y versos sobre la vida

 

Poesías y versos sobre la vida

NUEVO POEMARIO

Por Yolanda Mármol

      AMOR, DESAMOR, ILUSIONES, Y CAMBIO

Con este poemario, nuestra autora Yolanda Mármol,

se desdobla a sí misma para entregar a sus lectores,

la parte más íntima de su ser, en forma de poemas.  

Las palabras pueden sanar y curar; son como un bálsamo para nuestras heridas tanto del corazón, como del espíritu.

Descubrí en la escritura una terapia muy eficaz a la par que sencilla de hacer. ¡Lápiz y papel!

En este libro ilustrado, encontrarás 20 Poemas sobre el Amor, del desamor, la Vida, la lucha, la tristeza, los fracasos etc, en definitiva, poemas y versos que llenarán tu espíritu y, te ayudarán a entender y comprender muchas cosas que te puedan estar pasando y sucediendo.

Con este sencillo libro, te sentirás identificado por las cosas que nos pasan en nuestras vidas; sobre amores, desamores, ilusiones, la importancia de la actitud, de los aprendizajes para conseguir un cambio y mejoras personales.

 

 

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MENTES ABIERTAS

¿Sufres maltrato psicológico?

¿Sufres maltrato psicológico?

¿Sufres maltrato psicológico?

 

Por Yolanda Mármol

PODRÍAS ESTAR SUFRIENDO EL MALTRATO "LUZ DE GAS"

Todos sabemos que el maltrato psicológico existe, pero por desconocimiento muchas veces es enmascarado con múltiples y variadas formas y no sabemos exactamente que nos está pasando y que tipo de maltrato psicológico estamos sufriendo.  

Concretamente, hoy os voy a hablar de la luz de gas, cuyo término en inglés es gaslighting cuyo propósito del maltratador es alterar la realidad percibida por la víctima, haciéndole creer que es falsa, que dude de ella, de su cordura y estabilidad mental.  

Si estás seguro de tu realidad y crees que puedes estar sufriendo luz de gas, te voy a dejar 5 señales que pueden indicar que estas siendo víctima de la luz de gas, e identificarlo a tiempo es primordial.  

 

5 SEÑALES DE QUE ESTAS SIENDO VICTIMA DEL MALTRATO LUZ DE GAS

•Te martiriza constantemente con fallos que puedes llegar a cometer y no tiene ningún inconveniente en usar la mentira para confundirte. 

•Acabas agotad@ y exhausto cuando estas al lado de esta persona en vez de feliz y contento, bien por su negatividad, bien porque te machaca constantemente con tus fallos o defectos, en vez de decir las cosas buenas que todos poseemos.

•Te dice frases de forma reiterada tales como ¨no es para tanto, te tomas las cosas demasiado a pecho¨, ¨te estás volviendo loc@¨, ¨eres un@ exagerad@¨, etc…  

•Dudas de ti mism@ y de tu realidad por los sentimientos de culpa constante que te hace sentir dicho maltrato.  

•Nunca te da la razón, siempre la razón la tienen ellos o ellas. Estate alerta con esto porque es imposible que nunca digamos o hagamos nada bien, ya que, en las relaciones unas veces tiene razón el otro, y otras nosotros, pero cuando nunca la tenemos y llegan a tergiversar los hechos y las palabras para salirse con la suya, debes estar muy alerta.  

Este tipo de maltrato suele darse más en parejas, pero también puede darse en el círculo familiar, de amistad, etc. Lo que sí es una característica en todos ellos es que sucede en privado, casi nunca hay un testigo que escenifique todo lo que sucede.  

Para que se entienda mejor este tipo de maltrato silenciado y que no deja huellas visibles, os dejo a continuación el testimonio de la valiente Marta hizo en la web Pikara Magazine. 

 Me llamo Marta y me he decidido a escribiros para contaros la violencia que sufrí en mi última relación amorosa. Ahora soy consciente de que no estaba loca y sé que lo que viví es un tipo de violencia psicológica que tiene un nombre: violencia “luz de gas”, o gaslighting en inglés. 

Os presento al que fue mi amor y mi agresor. Sin ser guapo era supe atractivo, un intelectual indómito y salvaje, un rebelde. Teníamos 15 años e íbamos con el mismo grupo de amigos. Era dulce e imprevisible a partes iguales. Me tenía loca. Estaba totalmente enamorado de mí y propagaba a los cuatro vientos que yo era la única. Todas las mejores canciones eran la nuestra, todas contaban nuestra increíble historia, especial como ninguna (así lo sentíamos). Vamos, amor romántico de manual.

A lo largo de los años, nuestras vidas fueron entrelazándose a ratos y separándose en otras ocasiones. Ambos tuvimos otras relaciones. Tan pronto nos encontrábamos y tocábamos el cielo como nos sumíamos en los reproches o en el silencio más oscuro. A pesar de tanto sufrimiento y volatilidad, en mí siempre estaba esa certeza romántica de que algún día la vida nos juntaría. Y así ocurrió. Comenzamos a salir “oficialmente”. Tendríamos unos 25 años. Al principio no cabíamos en nosotros de la alegría. Pero tras la euforia inicial, la felicidad duró poco.

Pasados unos meses todavía teníamos algunos momentos bonitos pero, tras un par de cambios en su vida que llevó fatal, comenzó a tener muchos cambios de humor. Yo lo achacaba a que estaba pasando un mal momento. A menudo estaba frustrado por algo ajeno a mí (la enfermedad de un familiar, problemas en el trabajo, dificultad para sobrevivir en una gran ciudad…) y pasaba horas de morros, sin dirigirme la palabra o caminando un metro por delante de mí en la calle, a toda velocidad, mientras yo le preguntaba corriendo tras de él qué pasaba sin obtener respuesta. De repente, tan de golpe como llegaba la cerrazón, volvía a estar normal y encantador; y recuerdo que yo sentía mucha confusión y sensación de irrealidad: “¿Esto ha pasado?”… 

Comenzó a reprocharme esa libertad que él siempre había admirado de mí. Cuando yo me comportaba de manera espontánea casi siempre había una queja, o ponía en cuestión mi comportamiento o mi lógica. Así que, sin darme cuenta, aprendí poco a poco a auto censurarme para no discutir, convirtiéndome en plastilina en sus manos. Siento una persona que no era. Como si fuera Dr. Jekyll y Mr. Hyde, tan pronto se enfadaba sin ninguna explicación como que estaba dulce y cariñoso. Al principio yo alucinaba y me rebelaba. Luego empecé a pensar que quizá era una exagerada y que era mejor aprovechar los momentos “buenos” ya que eran cada vez más escasos. Pero eso me mataba, me dejaba en una posición de debilidad y de confusión tremenda.

Tiempo después de dejar la relación fui consciente de que yo tenía miedo de forma permanente al saber que sus reacciones eran imprevisibles. Pero, cuando estaba dentro, increíblemente no me daba cuenta de que eso tan desagradable que sentía era miedo. Recuerdo también discusiones telefónicas eternas a última hora del día cuando yo estaba agotada y sólo quería dormir. Me cubría de reproches por cosas que según él yo exageraba o me inventaba: me negaba cosas que él me había dicho, conversaciones que habíamos tenido, decía que no me acordaba de nada y me acomplejaba por mi “falta de memoria”; en contraste con la suya, certera siempre según él. ¡Hechos, dame hechos concretos!- me exigía- No me sirve con que me digas que en ese momento recuerdas sentirte mal. ¡Dame hechos! 

En los últimos meses de la relación cada vez que hablaba con él por teléfono llegué a tener siempre un cuaderno y un boli al lado para apuntar nuestras conversaciones, así me aseguraba de saber exactamente qué habíamos dicho ambos y cuándo, ya que para ese momento yo ya no confiaba para nada en mí, en lo que había oído o visto ni en mi memoria. Lo fuerte es que yo esto lo veía normal. Todo iba aliñado con declaraciones de amor profundo y de “para mí eres lo primero”, aunque en la práctica él ignoraba todas mis peticiones de cambio. Yo era quien invertía más energía y dinero en estar con él, desplazándome a su ciudad, pero él me convencía de que yo era egoísta, despistada y desconsiderada.

Yo no concebía que alguien que “me amaba tantísimo” pudiera estar maltratándome. Pero eso estaba ocurriendo y de hecho, sin darme cuenta, había entrado en un estado de debilidad, desorientación, desgana y tristeza que casi no me permitía disfrutar de nada. Cuando salí de esa relación, entendí que ese “orgullo” que me reprochaba no era tal, sino amor propio. Aunque me considero optimista, proactiva y bastante enérgica, y conté con el apoyo de algunas amigas y mis padres, tardé más de un año en recuperarme, en sentirme fuerte de nuevo y en abandonar la culpa. 

Sin terapia creo que no hubiera sido capaz. Años después, en una clase sobre las violencias psicológicas, la profesora describió la violencia “luz de gas” y me puse en pie como con un resorte: ESO ES LO QUE A MI ME OCURRIÓ. Me di cuenta de que no era algo que había sufrido de forma individual sino una forma de violencia psicológica institucionalizada y normalizada, que persigue el control de la persona violentada. 

Amor es buen trato, disfrute y apoyo, nunca manipulación, malestar ni control. Gracias por leerme. 

Si crees estar sufriendo este tipo de maltrato, espero que este articulo te haya ayudado y si crees que puede ayudar a mas personas, no dudes en compartirlo en tus redes sociales. Gracias.

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La revista no se hace responsable de la opinión de sus autores. 

 

 

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MENTES ABIERTAS

 

UN NUEVO COMIENZO, Mentes abiertas

UN NUEVO COMIENZO, Mentes abiertas

UN NUEVO COMIENZO, Mentes abiertas

Por Mar Cantero / Directora de Mentes abiertas

Recomenzamos el trabajo, con el mismo sueño que tuvimos en la revista anterior  «Cé Chic» y empezamos «Mentes abiertas» con el mismo entusiasmo e interés por dar a conocer, lo que creo que, otras mentes abiertas como la mía y la de nuestros autores, están requiriendo.

Decidí crear esta revista porque no hay ninguna publicación que contenga todo lo que yo, y muchas otras personas, deseamos leer. Y en Mentes abiertas, vamos a intentar conseguirlo.

Esta revista es fruto también de la colaboración de otros autores que, como yo, deseamos llevar lo mejor de nuestro trabajo a nuestros lectores.

 

   La revista que expandirá

 tu mente y tu corazón…

Sinceramente, no hacemos esta revista para mentes cerradas. La hacemos para todas aquellas personas que están dispuestas a aprender a mirar de otra forma, a equivocarse y a corregir, a crecer, a superar obstáculos, y a disfrutar del camino, igual que de los logros.


Cuando tuve la idea de crear esta revista pensé en el tipo de persona que la iba a leer y pensé en ti. Tú eres así, como yo te imaginaba, eres esa persona que se atreve a darse cuenta de que no lo sabe todo aún, y que no prefiere mirar hacia delante que estancarse en el orgullo o en la vergüenza.

Tú eres ese lector que yo busco, valiente y capaz, ese que se cae mil veces pero siempre se levanta, ese o esa que te distingues entre la manada precisamente porque valoras tus diferencias.

Así que, solo me queda darte la bienvenida a esta revista y decirte que estás en tu casa, que es la nuestra. Disfruta y participa. Escríbenos cuando no estés de acuerdo, o cuando lo estés, o simplemente cuando quieras decirnos algo. Te esperamos y estamos felices de recibirte y compartir contigo este momento.


Gracias por estar ahí…

Aquí encontrarás distintas secciones, pues que en la variedad está el gusto. Bienestar, Motivación y Mente abierta, te ayudarán a expandir tu mente a límites insospechados mientras encuentras ideas para mantener tu paz interior y encontrar el camino perfecto hacia tus logros en la vida. Historia es una mirada al pasado desde el detalle, un momento en un tiempo anterior en el que las cosas podían haber sido de otra manera, y en esta sección, te preguntarás ¿por qué? En Gente vas a escuchar a los personajes más relevantes del mundo de hoy, sin que importe si estás de acuerdo o no con ellos, lo verdaderamente relevante es lo que dicen y cómo lo dicen, desde el alma. En Viajemos tratamos los distintos lugares del Planeta desde una mirada única y especial, para que te sientas identificado y puedas vivir el viaje como si estuvieras allí. Natural es un puente hacia una vida sana y sin límites, donde encontrarás nuevas ideas, caminos, y puertas que se te abrirán. En la sección de Romántica damos un lugar especial al amor, al romanticismo, y al erotismo, con una elegancia que aportarán los autores que pasen por esta sección. 

 En Libros podrás encontrar bestséllers, novedades, y excepciones a la regla de los más vendidos, que son del gusto de nuestros autores y seguramente, acabarán gustándote a ti también por lo especiales que son. Y en Moda te damos la oportunidad de abrirte a la belleza porque consideramos que el vestido es un arte en toda regla, además de una carta de presentación para cada uno de nosotros. 

La vida no es igual para todo el mundo, la realidad tampoco, hay tantas realidades como personas y pensamientos, por ello, esta revista es variada en cuanto a puntos de vista, original, y diferente. Y pretende serlo mucho más cada día, pues los autores que la hacemos vamos creciendo, evolucionando, y cambiando con cada experiencia vivida y su posterior aprendizaje.

Mar Cantero

DIRECTORA Y EDITORA

 

 

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