Entrevista a Javier Sierra, Mar Cantero
Javier Sierra
El arte, ¿el idioma de Dios?
Entrevista publicada en la revista Piensa es gratis
Por Mar Cantero
Javier Sierra, periodista y autor de novelas que han sido vendidas en todo el mundo, nos plantea en su nuevo libro “El maestro del Prado”, la idea del arte como puerta abierta para conectar con esa energía universal que algunos llaman Dios. En un marco conocido por todos, el Museo del Prado, en cuyas salas se exponen las mejores obras pictóricas del mundo, se encierra también la idea del arte como misterio, como enlace con mundos y dimensiones desconocidas. Los pintores que las hicieron, lo sabían y dejaron un mágico legado a la humanidad que hoy Javier nos descubre con una historia vivida en carne propia, acercándonos a una nueva forma de ver el arte, a una nueva forma de mirar.
1. En tu libro dices que el arte puede ser un medio entre lo visible y lo invisible. ¿Piensas que los artistas somos capaces de conectar con lo que llamamos Dios?
Las primeras pinturas de la humanidad se plasmaron en las profundidades de cuevas del norte de España y el sur de Francia, hace más de 30,000 años. Aquel primer arte no fue decorativo sino mágico. Probablemente buscaba retener el alma de los animales que aquellos “sapiens” del Paleolítico querían cazar y, por lo tanto, revestía un sentido ceremonial, trascendente. Al estudiar el Renacimiento para mi novela “El maestro del Prado” descubrí que artistas como El Bosco, Brueghel el Viejo o más tardíamente El Greco, todavía compartían esa “utilidad” mágica del arte en sus obras. Y sí: las usaron para conectar con lo trascendente, llámalo Dios si quieres.
2. ¿En España, sabemos valorar y dar a conocer lo que tenemos al resto del mundo? Nuestra historia, el arte, etc.
Quizá nos falte un poco de orgullo. Muchos desconocen que el arte pictórico surgió de estas tierras y que nuestro país, tal vez por sus carencias endémicas, ha dado algunas de las mentes más imaginativas de la Historia. Ahí tenemos un valor que trasciende en mucho al sol y la playa y que deberíamos defender como la “marca España” más esencial.
3. Hablas de los adamitas, ¿fueron los precursores del descubrimiento de las leyes de la física cuántica?
Yo no me atrevería a decir tanto. Fueron una secta milenarista que esperaba un fin del mundo inminente para finales del siglo XVI. Se creían los elegidos para sobrevivir a esa catástrofe y repoblar de nuevo la Tierra. Y El Bosco fue, con toda probabilidad, uno de ellos. Su célebre “Jardín de las Delicias” puede entenderse como un manifiesto encubierto de esa fe.
4. ¿Todos tenemos la capacidad de comunicarnos con Dios o sólo los que somos artistas?
Yo creo que todos llevamos el arte dentro. Por eso nos conmueve. Es un don del alma. Y el alma es una emanación de eso que llamamos Dios.
5. Aquí se suele separar a la literatura del arte en general. ¿Crees que la escritura es un arte?
Por supuesto que lo es. Pero también un oficio, que cuanto más se practica mejores frutos da.
6. ¿Por qué crees que en España hay pocas puertas abiertas para los nuevos artistas (incluido escritores)? ¿Nos asusta lo nuevo o es que lo antiguo nos pesa demasiado?
Vivimos en un país muy individualista, y eso es bueno y malo para los artistas. Bueno, porque la experiencia primordial del arte es individual; nace en nuestro interior y es el artista quien, al luchar por compartirla, da luz a su arte. El individualismo, pues, favorece el arte. Y malo, porque esa misma óptica egocéntrica nos dificulta reconocer una obra genial al primer golpe de vista. Por eso aquí, el creador debe desplegar un gran tesón para defenderla y darla a conocer. Somos así.
párrafos. párrafospárrafos Javier Sierra ha sabido transmitir el gran misterio del arte, como prueba de que la existencia humana tiene un significado mucho más trascendente de lo que la mayoría piensa. ¿Por qué estamos aquí? Es la eterna pregunta que todos nos hacemos y que seguramente también todos los artistas del pasado se hicieron alguna vez. ¿Te gustaría saber cuál es? Quizá ellos, los maestros del Prado, tengan la respuesta. Si puedes acercarte al museo, puede que la encuentres por ti mismo. Si no, lee El maestro del Prado, pues quizá esté en alguno de sus párrafos…
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