Nosotras… Las mujeres de hoy

Nosotras… Las mujeres de hoy

Nosotras…                   

Las mujeres de hoy

Por Cristina Martínez Martín

Nosotras, las mujeres, las hijas del baby boom,

que rompimos el techo de cristal que aprisionó la vida de nuestras madres,

y no seguimos su ejemplo…

 

Nosotras, que, alentadas unas veces en el vuelo por ellas, y coartadas otras veces por su miedo, nos lanzamos al vacío de un horizonte desconocido, y perdimos muchas veces el rumbo, y tropezamos, nos caímos, y nos destrozamos en los adoquines de la calle…

Nosotras que tuvimos que volver a levantarnos maltrechas, una y otra vez, con la mirada al frente… 

Nosotras, que tuvimos la dicha de poder estudiar, formarnos, y luego trabajar fuera de casa y ganar nuestro medio de vida, en tanto cargábamos con las labores del hogar y la crianza de los hijos, posponiendo la ambición profesional a la personal, pero sin perder nunca de vista esa igualdad soñada, ansiada, y ganada a pulso…

 

Nosotras que tanto batallamos para que nuestros hijos e hijas tuvieran el camino allanado hacia una sociedad menos trabajosa e injusta; una sociedad en la que hombres y mujeres sobre un pie de igualdad construirían un mundo mejor;  un mundo en el que conjugar el verbo amar no significara o él o yo…

Nosotras que nos quisimos tanto y unimos por primera vez en la historia nuestras voces para hacer Historia, y dejar de ser el mueble arrumbado, la madre sacrificada, o la amante escondida, y poder labrarnos biografías inconformistas y ser dueñas de nuestro destino…

Nosotras que nunca quisimos ocupar espacios de poder a costa de comportarnos como hombres, y aspiramos a vernos reflejadas en mujeres como Merkel, que está donde está no por ser la esposa de, si no por su esfuerzo y sus propios méritos, así como otras nuevas mandatarias de diversos países y hoy Kamala Harris… 

Nosotras, que tanto sacrificamos en nuestras vidas, no podemos mirar ahora impasibles cómo se pierden esos logros, ni aplaudir que se nos coloque en un lugar de poder por el mérito de nuestras parejas, ni tampoco debemos admitir ser el vientre reproductor de los que sólo pretenden con su ideología medieval recuperar la soberanía masculina, y aplastar las libertades conseguidas por las mujeres occidentales con tanto esfuerzo…

Nosotras, que nos acercamos al final del camino cual navíos destrozados en los acantilados de la vida, no podemos celebrar ciertos comportamientos ni callarnos, porque eso sería traicionar todo aquello por lo que hemos combatido toda nuestra existencia…

 

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MENTES ABIERTAS

LA INDIA: Mujeres del mundo (1)

LA INDIA: Mujeres del mundo (1)

MUJERES DEL MUNDO I

La India

Por Cristina Martínez Martín

Lo que sabemos de ese país tan grande como media Europa

(3.287.263 Km) es muy poco.  

A menudo nos llegan noticias en la prensa, siempre terribles, sobre accidentes ocurridos allá con un montón de personas fallecidas o espantosas noticias sobre violaciones de muchachas, casi niñas, que nos dejan una impronta difícil de olvidar por su salvajismo. A eso se añaden los comentarios de quienes la han visitado quienes mezclan una repugnancia invencible por la suciedad, una culpabilidad impotente ante la pobreza que se ve en sus calles y que contrasta dramáticamente con la opulencia delirante de la clase dominante, con una fascinación absoluta por sus colores y sus gentes…

Foto: Cristina Martínez Martín

La India se despierta con rapidez de siglos de inmovilismo y pronto será una potencia que hará compañía a la pujante China.  A la India, no obstante, le está costando mucho salir de su estado de crisálida porque se encuentra sujeta con hilos invisibles por su sistema de castas.  Hay cuatro castas que constituyen su sociedad.  En la cúspide se encuentran los brahmanes, que son la élite intelectual y espiritual.  A continuación, los guerreros, importantes para mantener el orden y el poder (muchos maharajás pertenecían a esta casta).  En tercer lugar, los comerciantes, casta de la que procede Gandhi.  Y por último los intocables a los que nada ni nadie podía, ni todavía hoy puede, sacar de su situación de esclavos de los demás. 

Ahora bien, aunque millones de indios viven sometidos a ese férreo encasillamiento, el gobierno, consciente de que ese sistema debilita al país, trata de ir rompiendo con la rigidez de siglos y hoy día ¡milagro!, gente de la casta de los intocables tiene acceso a los estudios, la vía unilateral para romper ese rígido e inflexible sistema, y gracias a su situación puede sacar a los suyos de la miseria.  

La India es una potencia tecnológica y, aunque todavía un intocable no se pueda casar con una persona de una casta superior, si puede llegar a ser un brillante ingeniero de programación, si su inteligencia se lo permite.  ¡Ojalá veamos pronto el derrumbe de esos muros que separan a los ciudadanos por nacimiento y la India acceda a una sociedad más justa y equilibrada! No me queda sitio para comentar otras peculiaridades como la Sati o el tema de las religiones que dejo para un próximo artículo.

Es muy difícil, por no decir imposible, cambiar de castas puesto que los hindúes creen en el karma y, por lo tanto, creen que han nacido intocables porque no han sido buenos en reencarnaciones anteriores. Una persona de una casta no tiene el derecho de enamorarse de otra que pertenezca a una casta diferente por esa misma regla.  Y si eso ocurre, el castigo consiste en la expulsión y el rechazo de su propia familia y de la comunidad…  La historia de Romeo y Julieta es el drama cotidiano de aquellos que se atreven a enfrentarse a ese mandato.   

Foto: Cristina Martínez Martín

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MENTES ABIERTAS

Transforma tu dolor en algo positivo: RESILIENCIA

Transforma tu dolor en algo positivo: RESILIENCIA

TRANSFORMA TU DOLOR EN ALGO POSITIVO:

RESILIENCIA

Por Yolanda Mármol

NO TODO EL MUNDO SABE SALIR ADELANTE

Hace unos años leí la historia de dos hermanos con una misma realidad.

Dicha realidad era que ambos hermanos habían crecido junto a su padre alcohólico y maltratador.

El resultado de dicha vivencia y el rumbo que habían tomado sus vidas no podía ser mas dispar.

 

 

Uno de ellos, pudo llegar a formar una familia formidable, bien situada económicamente y disfrutando de la vida. En cambio, el otro hermano era alcohólico y estaba en la cárcel. Impresionante, ¿verdad?

Tras conocer la historia, un investigador decidió entrevistarse con ellos y hacerles la misma pregunta cuya respuesta hace recapacitar, y es digna para tener de referencia cada vez que nos quejemos de algo en nuestras vidas.

  La pregunta que hizo el investigador fue la siguiente: “Con un     padre maltratador y alcohólico, ¿por qué crees que has salido así?”. Para sorpresa del investigador, la respuesta de ambos hermanos fue la misma y es la siguiente: “Con un padre así, ¿de qué otra manera podía salir?

Ya lo decía Stephen Covey:

No soy producto de mis circunstancias: soy producto de mis decisiones

Pero esta afirmación de Covey me lleva a la siguiente pregunta: ¿Qué es lo que lleva a una persona ante una situación hostil a reaccionar de una manera tan positiva y transformadora cuando todo su entorno es adverso? Es cierto, que hay personas con unas características o predisposición a la resiliencia lo que, le hace adaptarse mejor ante situaciones no favorables, pero no es menos cierto que es, sobre todo, una cuestión de actitud, de una convicción interna basada en creencias no limitantes, en ver una oportunidad de crecimiento ante ese dolor y transformarlo en productividad, energía positiva, aprendizaje o como queramos llamarlo.

Y te estarás preguntando qué hacen las personas que transforman el dolor o una historia adversa en transformación personal y en una oportunidad para cambiar. ¡Vamos a ello!

  • Actúan y buscan ayuda: en vez en quedarse sumergidos en ese “ay, pobrecito de mí”, planifican la vida con un enfoque diferente, se ponen pequeñas metas y actúan en consecuencia. También, al ser conscientes de sus emociones y hacerse responsables de lo que si esta en sus manos, es decir, sus pensamientos y actitud, son conscientes de cuando están mal, cuando los pensamientos y emociones negativas les abruman, y en vez, de huir de sus problemas, cogen el toro por los cuernos y piden ayuda, bien profesional, de amigos, familia o de quien ellos confían, porque saben que pedir ayuda es una actitud fuerte, madura y responsable para transformar un pasado doloroso en una oportunidad para cambiar.

Habrá muchas maneras de transformar el dolor, pero he querido sintetizar y poner las tres maneras que, he podido observar que ponen en marcha las personas resilientes y que, salen de las peores situaciones que puede vivir un ser humano.

¡TRANSFORMA TU PASADO DOLOROSO EN UNA OPORTUNIDAD PARA CAMBIAR!

  • Controlan sus emociones: saben detectar, aceptar y transformar las emociones negativas que se sienten ante situaciones dolorosas, tales como miedo, rabia, ira, etc., y, en vez de luchar contra ellas o escapar para deshacerse de tales emociones, aceptan que las tienen, toman conciencia de ellas y actúan en consecuencia, es decir, buscan maneras y modos de dar paso a emociones sanas y positivas, como el amor, agradecimiento, alegría, etc.

  • Ven más allá: tras el dolor inicial, es decir, tras pasar el duelo, en vez de quedarse anclados en pensamientos tales como: “esto no tiene solución”, “este dolor ha acabado con mi vida” o pensamientos victimistas similares, se cuestionan dichas frases, sus creencias, analizan si eso de verdad es cierto, o si hay otros caminos alternativos para empezar de nuevo. En definitiva, no se conforman con la situación que les ha tocado vivir, y se agarran con uñas y dientes a la vida, y ponen toda su voluntad, empeño y actitud en ver una salida.

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MENTES ABIERTAS

 

CHRIS EL-BAHR

CHRIS EL-BAHR

CHRIS EL-BAHR

Entrevista

METAMORFOSIS DE UNA REINA DE LOS SUBURBIOS

Por Mar Montilla

Cuando estaba embarazada deseé — con todas mis fuerzas — que el fruto de mi vientre fuese un varón, ¿sabéis por qué? Porque quería enfrentarme al reto de educar a un hombre a mi manera, transmitiéndole una mentalidad abierta y feminista. Mi anhelo se cumplió y logré mi objetivo. ¡Vaya si lo logré!

Es para mí un orgullo entrevistar a Chris El-Bahr, mi hija.

1. ¿QUIÉN ES CHRIS EL-BAHR?

Chris El-Bahr es una soñadora de veintitrés años, llena de aspiraciones y proyectos de vida. Con inclinaciones artísticas y espíritu activista, trata de transmitir su mensaje a una sociedad aún muy atrasada en lo que a la inclusión del colectivo LGTBIQ+ —y sobre todo de la comunidad transgénero— se refiere.

2. A LOS 13 AÑOS LE CONFESASTE A TU MADRE QUE TE GUSTABAN LOS CHICOS. ¿CÓMO VIVISTE ESE INSTANTE?

No fue fácil. No porque pensara que mi madre iba a rechazarme, sino por el hecho trascendental de aceptar, por primera vez en la vida, que yo no formaba parte de la supuesta «normalidad» que la sociedad impone. Lloré mientras se lo decía, lloré mucho, muchísimo, pero ella me abrazó con fuerza, para consolarme. Me dijo que me quería tal y como era, y que podía contar con su apoyo total y absoluto.

3. ¿CÓMO HA SIDO LA RELACIÓN CON TU ENTORNO DESDE TU INFANCIA HASTA HOY?

La relación con mi entorno ha sido complicada, a pesar de tener el amor y el apoyo de personas muy cercanas. Mucho antes de identificarme como gay, los niños del colegio al que iba ya me llamaban «maricón» y me pegaban. Se reían de mí por no saber jugar al futbol, por tenerle miedo a la pelota. Me daban balonazos en la cara y en el estómago. También se burlaban por apuntarme a danza, por ejemplo.

En Secundaria fue aún peor. A los trece años «salí del armario» y eso marcó un antes y un después en mi vida. En un instituto bastante problemático y donde los chicos tenían una masculinidad gigante, hacer esa declaración fue como una sentencia de muerte. Las mofas eran constantes, y el bullying que sufrí fue muy duro. Hasta que llegó el día en el que me cansé, y con tal de sobrevivir en ese ambiente, tuve que masculinizar mis modales. Me junté con chavales de mala reputación para que el resto empezara a respetarme. Eso me hizo ganar confianza en mí misma y plantar cara a aquellos que me humillaban. Pero a la vez me llevó a meterme en líos, a repetir varios cursos y a abandonar el instituto sin terminar la ESO, en cuanto cumplí los dieciséis años.

En casa tampoco era todo perfecto. Mi padrastro, un musulmán de ideas tradicionales, al que yo consideraba mi padre,  nunca aceptó que yo no me comportara «como un hombre». Mi orientación sexual y mi identidad de género se convirtieron en temas tabú. No podía ser libre ni en mi casa, ni en la calle. No me sentía libre en ningún espacio de mi vida. Por suerte eso quedó atrás. A los dieciocho años retomé los estudios en otro instituto, fuera del entorno de mi barrio, y conocí a gente a la que le daba igual lo que fueras y te aceptaban sin ningún tipo de problema. Hice el Bachillerato. Pocos años después, a raíz de conocer a mi pareja, empecé a frecuentar espacios y asambleas LGTBIQ+ y a crearme mi propia red de amistades y de apoyo. Las cosas cambiaron a partir de entonces, sobre todo cuando mi padrastro nos abandonó, a mi madre y a mí, para regresar a Marruecos.

4. ¿CON QUÉ PRONOMBRES TE IDENTIFICAS?

Hace unos años comencé a identificarme con el pronombre femenino —ella— y el neutro —elle—. A día de hoy y después de un proceso de cambios en cuanto a mi identidad de género, prefiero identificarme únicamente con el femenino.

5. ¿QUÉ ES EL GÉNERO NO-BINARIO?

Nuestra sociedad actual está basada en un binarismo de género, en la creencia de que tan solo existen dos géneros —hombre y mujer—. Las personas que se consideran no-binaries son aquellas que no se identifican ni como mujeres ni como hombres, sino más allá de lo binario. Dentro de esto puede haber varias identidades de género, o bien identificarse como no-binaries, sin más. Desde que se empezó a escuchar más este término, mucha gente cree que una persona no-binarie se identifica como hombre y como mujer, o a medio camino entre las dos categorías. Esto es falso y es una construcción hecha por una sociedad que no puede comprender que haya identidades de género que nada tengan que ver con esa dualidad. También puede deberse a la creencia de que las personas no-binaries tienen una apariencia muy andrógina, pero aquí deberíamos diferenciar entre identidad de género y expresión de género. Una persona puede identificarse como femenina y tener una expresión de género —forma de vestir, apariencia, rol, comportamiento— muy masculina o andrógina, por poner un ejemplo.

Además, erróneamente se cree que las identidades no-binarias son un hecho actual y post-moderno, y sin embargo existen desde los inicios de la humanidad. En la mayoría de las culturas originarias, tener una persona no-binaria en la familia era símbolo de bendición y estas personas siempre eran asociadas al mundo espiritual y místico, y tenían un estatus muy importante en la comunidad. En la India, por ejemplo, como en el hinduismo se habla del «tercer sexo» —así lo denominan ellos— desde siempre se ha aceptado legalmente esta tercera identidad de género que puede figurar hasta en documentos oficiales.

6. ¿CUÁNDO SUPISTE QUE ERAS TRANS?

Creo que siempre lo intuí. Nunca he encajado con los chicos o los hombres, ni siquiera con aquellos que son gays o que tienen una masculinidad más deconstruida. Me sentía diferente a ellos en todo. Pero no fue hasta tener más o menos dieciocho años, que leyendo sobre el tema, descubrí las identidades no-binarias, y eso me dio el impulso para desprenderme de la etiqueta de «hombre» y descubrirme a mí misma como lo que soy.

Luego tuve un proceso de transición personal de varios años —que aún dura y probablemente seguirá— que me ha servido para darme cuenta de que no me identifico como no-binarie, sino como mujer trans. No niego que la etiqueta anterior me representara durante un largo tiempo —la identidad de género es algo muy personal, complejo e incluso cambiante a veces—, pero lo cierto es que desde que me acepté a mí misma como mujer trans, todo ha cobrado sentido en mi vida. Me siento en paz, en armonía conmigo misma, y más feliz que nunca.

7. ¿HAS SIDO VÍCTIMA DE ALGÚN DELITO DE ODIO?

Sí, más de una vez y de dos. Cada cierto tiempo sucede algo. Me insultan por la calle, murmuran cosas a mi paso, o me comentan por las redes sociales. Y no solo eso. Desde que comencé a transitar y adopté una apariencia más femenina, el acoso que recibo por parte de hombres cisgénero y heterosexuales es realmente brutal y asqueroso. Tanto en la calle, donde más de una vez me han seguido hasta casa o me han susurrado palabras soeces, como a través de las redes sociales, donde recibo mensajes diarios con comentarios sexuales o fotos de sus genitales. Es alarmante la cosificación por parte de los hombres heterosexuales hacia las mujeres o hacia aquellos sujetos con apariencia femenina.

Lo más grave ocurrió hace casi un año, en Barcelona. Durante una sesión de fotos, en plena calle, un grupo de unas diez personas nos rodeó y empezó a insultarnos, con amenazas de muerte incluidas. Nos dieron empujones y trataron de robarnos el equipo fotográfico. Justo en ese momento apareció la policía, por casualidad, una cosa llevó a la otra y hasta tuvimos que ir a juicio, por culpa de esa gente. Recuerdo todo aquello como una de las peores experiencias de mi vida.

8. ¿PUEDES EXPLICARNOS LA DIFERENCIA ENTRE CISGÉNERO, TRANSGÉNERO Y TRANSEXUAL?

Una persona cisgénero es aquella que se siente identificada y conforme con el género que le asignaron al nacer. Una persona transgénero es lo contrario, es alguien que no se identifica con el género que le asignaron al llegar a este mundo. Transexual es la persona transgénero que, al no identificarse con el género que le asignaron al nacer, decide pasar por una transición médica —hormonación, cirugía, etc.— para no sufrir disforia, para tener un cuerpo que percibe más acorde con su identidad.

Me gustaría puntualizar que estoy un poco en contra del uso de la palabra «transexual», con la que no me identifico, ni creo que me represente, a pesar de estar realizando una transición médica. Prefiero identificarme como trans, a secas, o transgénero. ¿Por qué? Pues esto es debido a las connotaciones históricas del término transexual, que tiene su origen en la patologización de nuestro colectivo por parte de las instituciones psiquiátricas, que incluyeron en su lista de enfermedades el «trastorno de la transexualidad y disforia de género».

Cuando nacemos, o incluso antes, nos asignan un género —hombre o mujer— en base a nuestros genitales. Esto es un error, ya que los genitales no definen ni representan tu identidad de género. Una cosa son los genitales o el sexo, que es algo físico, y la otra es la identidad de género, que es un hecho psicológico. Cuando una persona nace y se le asigna un género u otro en base a su físico, y se la cría y educa durante toda su infancia en base a unos roles de género concretos, estamos cometiendo el error de decidir por esa persona y obligarle a ser algo que tal vez no es.

«Transgénero»  es un término paraguas que incluye millones de identidades y etiquetas —«transexual»  entraría dentro de este espectro—, ya que el género y la identidad son cosas muy personales y complejas.

 

9. ¿ERES ACTIVISTA DE LOS DERECHOS LGTBIQ+?

Sí, esta es una lucha que me atraviesa por completo. Creo que es importante que las personas que formamos parte de la comunidad nos dirijamos al resto de la sociedad, les hagamos llegar nuestro mensaje y luchemos para alcanzar una inclusión y una igualdad reales. Tengo un espíritu reivindicativo. Hago mías las causas injustas y me implico en sus luchas. Es algo que está presente en mi día a día, y en todo lo que emprendo. No puedo pensar de otra forma y no concibo otro modo de vida.

10. ¿ESTÁS A FAVOR DE LA HORMONACIÓN? ¿Y DE LAS CIRUGÍAS?

Esto es algo complejo. En parte sí, estoy a favor de ambos tratamientos como método de transición médica para personas transgénero. De hecho, yo me estoy hormonando desde hace tres meses y estoy contenta con los cambios que está experimentando mi cuerpo. También tengo pensado realizarme alguna cirugía más adelante.

El problema es que creo que se nos presta poca atención al colectivo trans. Creo que no se invierte lo suficiente en darnos tratamientos que sean específicos para nosotres y que no tengan efectos adversos en la salud a corto o largo plazo, algo que no se ha estudiado demasiado y por lo tanto se desconoce. Por ejemplo, tomamos medicamentos que se recetan para otros fines y en ningún apartado del prospecto consta que tengan el efecto que tienen —feminizador o masculinizador— en las personas transgénero.

Debería producirse un gran cambio en la mentalidad de la sociedad para que las leyes concedieran a la salud de las personas trans la misma importancia que a las cisgénero. Solo así conseguiremos la verdadera inclusión, la igualdad. Las operaciones para feminizar o masculinizar el aspecto no deberían considerarse cirugía estética, porque responden a una necesidad. A día de hoy, en España, hay operaciones que entran por la seguridad social, pero las listas representan años de espera, y con resultados que dejan mucho que desear. Por eso la mayoría opta por acudir a clínicas privadas que cobran lo mismo o más que si la cirugía fuera por un capricho estético. Opino que este tipo de intervenciones deberían ser gratuitas para personas transgénero. Y si la sociedad no fuera como es, si no existieran unos roles de género tan marcados y no le diéramos tanta importancia a este, la mayoría de las personas transgénero no necesitarían pasar por todos estos procesos.

11. ¿TE SIENTES DISCRIMINADA? ¿EN QUÉ ÁMBITOS?

No demasiado. Me siento afortunada en ese aspecto. No he sufrido discriminación en mi actual trabajo, por ejemplo, más allá de que algún compañero me haya malgenerizado —dirigiéndose a mí con un pronombre con el que no me identifico—. Pero sí que es cierto que siempre temes el rechazo. En mi caso, ese temor me llevaba a masculinizar mi aspecto a la hora de realizar una entrevista, por ejemplo, para que cuadrase con el género y el nombre que aparecen en mi DNI; a no confesar mi identidad de género o expresarme de forma femenina hasta estar dentro de la empresa y haber superado el período de prueba; y a hacerlo con miedo, miedo a que me despidieran por ese motivo. Y no tendría que ser así. Las personas trans deberíamos tener las mismas oportunidades que las cisgénero.

 

Sería un mundo en el que cuando naciera una criatura no se le asignara un género en base a sus genitales, y no se educara con unos roles tan concretos y definidos, sino que se criara de una forma neutra, dejando que vaya descubriendo por sí misma su propia identidad a medida que crece. Un mundo donde no tuviera cabida ningún tipo de discriminación —libre de transfobia, racismo, LGTBIQfobia, xenofobia, etc—.

12. ¿SI PUDIERAS CAMBIAR EL MUNDO, ¿CÓMO SERÍA EL NUEVO?

Nuestra sociedad necesita una transformación profunda. Si me centro en los derechos del colectivo transgénero deberíamos empezar por dar la oportunidad a las personas trans de cambiar su género y nombre en el DNI, sin necesidad de pasar por un proceso hormonal; permitir la inclusión del género no-binarie en documentos oficiales; abrirles el mercado laboral sin restricciones; incluir una asignatura obligatoria en las escuelas de Primaria sobre sexualidad e identidad de género, para evitar la exclusión social, y para ayudar a aquelles niñes que puedan estar descubriendo su propia identidad más allá de lo que les han asignado, o que lo vayan a hacer en un futuro.

 

 

  CHRIS EL-BAHR

   Nacida el 14 de abril de 1997 en Barcelona.

    Artista, activista. Estudiante de Antropología Cultural.

   Coautora del libro REVOLUTION NOW. Lucha y resistencia         LGTB  en representación del colectivo Marikes Llibertàries i       transfeministes de Barcelona. Este libro es una recopilación     de artículos escritos por diferentes colectivos no                          institucionales y militantes que trabajan por la lucha LGTB        en Cataluña, Galicia, Asturias y Madrid.

 

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MENTES ABIERTAS

Mujeres médicas en Grecia y Roma clásicas

Mujeres médicas en Grecia y Roma clásicas

Mujeres médicas en Grecia y Roma

 

Por Lola Montalvo

LA SITUACIÓN DE LA MEDICINA FEMENINA

EN ESTAS DOS CULTURAS

Vamos a conocer unas cuantas mujeres y cómo consiguieron llegar a desempeñar como médicas, pero antes voy a exponer a grandes rasgos cómo era la situación de las mujeres en estas dos culturas. 

A la gran mayoría les resultan conocidos personajes de la antigüedad relacionados con la medicina como Esculapio, o médicos como Hipócrates, Antonio Musa—médico de Tarraco de origen griego que atendió a Augusto— o Galeno —figura histórica de origen griego que ejerció la medicina durante el s. II d.C.—. Como casi todas las ramas de la ciencia, la medicina avanzó a base de logros de hombres sabios que dejaron plasmados en escritos sus conocimientos y rudimentarias investigaciones. Pero pocos saben que también hubo mujeres, muy pocas en relación con ellos, que, luchando contra el androcentrismo dominante, entendido éste como el considerar al hombre, lo masculino y la masculinidad como medida y referente de todas las cosas y única fuente de sabiduría y autoridad, llegaron a ser médicas y generaron un aporte al conocimiento general, escribieron tratados y pusieron su granito de arena para que la medicina llegara a ser lo que es hoy día. Vamos a conocer unas cuantas mujeres y cómo consiguieron llegar a desempeñar como médicas, pero antes voy a exponer a grandes rasgos cómo era la situación de las mujeres en estas dos culturas.

Las mujeres recibían un tratamiento familiar diferente nada más nacer, una formación distinta de los hombres, no tenían personalidad jurídica propia ni tenían los mismos derechos públicos y sociales que los hombres. En Roma estaban sujetas al pater familias, figura masculina familiar que sustentaba la tutela sobre la mujer, tanto si estaba soltera o viuda —padre, hermano, tío…— como casada —esposo, hijo—. Eran, en cierto modo, una posesión más de los hombres de la familia.

Aún con esta situación de invisibilidad social de la mujer en la Antigüedad clásica, encontramos magníficos ejemplos de mujeres que se saltaron estas restricciones, tanto en su vida personal como en su papel social y cultural. Las vidas y obras de mujeres con gran poder político y social como Cornelia o Livia nos han llegado hasta nuestro días, casi esquivando los brillos omniscientes de los hombres, muy celosos de su poder y de su valimiento sobre las mujeres. No olvidemos que a las mujeres no se las consideraba como un igual, dado que ellas no tenían personalidad jurídica. El poder masculino en el que se veían inmersas estas «mujeres extraordinarias» debía ser tan enorme que su osadía al destacar no se cuestionó; incluso, estas mujeres pudieron ser consideradas dignas de admiración, como vemos que sucedió con Cornelia y Livia. Pero ellas fueron casos particulares, nunca un inicio de ningún cambio hacia la igualdad, tal como la entendemos hoy día.

El mundo clásico era androcentrista: lo masculino-el hombre como medida y referente de todo; la mujer estaba supeditada al hombre y limitada al ámbito doméstico, con una función muy determinada, pero, aun así, como se expresó más arriba, hubo mujeres que pudieron saltarse las barreras impuestas por este mundo que pivotaba solo alrededor de los hombres y pudieron apoderarse de un papel decisivo y decisorio, por lo menos en lo referente a su profesión y su vida. Conozcamos a algunas de estas mujeres extraordinarias que se saltaron las normas llegando a ser médicas en Grecia y Roma.

PHANOSTRATE de Acharnai en Atica

Algunos autores la consideran a ella y no a Agnódice la primera mujer médica. Vivió en Ática en el 350 a.C., tiempo por delante de Agnódice, que debió vivir en el último tercio del siglo IV a.C. Phanostrate era de Milete; no se sabe su origen ni la condición de su familia, solo se sabe que se dedicaba a «salvar vidas». En Acharnai que es la actual Menidi, se han localizado dos estelas de mármol y otra en Acrópolis en las que se muestra dedicatorias votivas agradeciendo la atención médica recibida. Atendía sobre todo a mujeres y niños y su nivel profesional era tal que se hacía asistir de ayudantes.

La mujer en Grecia y Roma antiguas

A grandes rasgos, en ambas culturas las mujeres cumplían un papel social distinto al del hombre, generalmente ligado al ámbito doméstico y familiar. En la vida íntima del hogar las mujeres tenían casi plena libertad de acción, pero fuera de las paredes caseras no tenían protagonismo social ni personalidad jurídica alguna, en la gran mayoría de los casos. En Atenas las mujeres libres de buena posición recibían una formación más que adecuada en literatura y música, su función y meta social lo constituían el matrimonio y la maternidad y llegarían a ser fundamentales en la educación de los hijos varones durante su infancia. La función más significativa de estas mujeres en la Antigüedad clásica, tanto griegas como romanas, era la de ser buenas madres

Es necesario indicar que las mujeres grecolatinas que más se conocen hoy día son las que presentaban un estatus social elevado, un nivel de vida acomodado, con familiares varones de cierta importancia político-militar, mujeres que pudieran estar asociadas de alguna forma a hombres famosos o ilustres. De las mujeres humildes y de las esclavas poco o nada ha llegado hasta nuestro días, salvo por referencias indirectas.

AGNÓDICE o Agnodike de Atenas:
Otros nombres: Hagnódica.

Esta mujer se encuentra entre la realidad y la leyenda, aunque muchos autores la consideran un personaje real. De hecho, se la considera la primera mujer médica-ginecóloga de la Historia. El primer dato que tenemos de su existencia es en la Fábula 174 del autor latino Higinio, en el siglo I a.C.

Se supone que vivió en Atenas alrededor del siglo IV a.C. (año 300 a.C.) era hija de una familia acomodada de su ciudad. Su existencia debía quedar reducida a lo que se imponía en esos años: vida hogareña y ser esposa y madre. Las chicas en esa época tenían cierta formación cultural y formal pero muy limitada.

En la época de Hipócrates se vetó el acceso de las mujeres a conocimientos médicos, a poder estudiar para actuar como parteras, dado que se les acusó de que practicaban abortos, por lo que se prohibió a las mujeres que practicaran la medicina bajo amenaza de condena a pena capital, a muerte.

Agnódice se rebeló contra esta decisión injusta; ella quería aprender medicina y cuidar de las mujeres que morían con demasiada frecuencia en los partos dado que no eran visitadas por los médicos hombres. Ella quería ayudarlas. Con la ayuda de su padre se disfrazó de hombre: se cortó el cabello, se vistió con ropas masculinas y se fue a Egipto, concretamente a Alejandría, a estudiar con un famoso médico de esa época, Herófilo de Calcedonia. Terminó sus estudios como una de las mejores estudiantes entre sus compañeros.

De regreso a Atenas ejerció su profesión aún escondida como hombre. Alguna mujer se negó al inicio de los síntomas del parto a que le atendiera un hombre y ella no tuvo reparos en de forma discreta a compartir su secreto con esas mujeres y ganarse su confianza. Su fama como ginecóloga y como médico de mérito no tardó en correr por toda la ciudad lo que levantó las envidias de los colegas hombres que no dudaron en acusar a ese «misterioso médico ginecólogo» de abusar de sus pacientes e incluso de violar a alguna de las mujeres que atendía. Ante un tribunal Agnódice se defendió de estas acusaciones falsas y recurrió al extremo de desnudarse ante los jueces para demostrar que esos delitos eran mentira. Pero, el ser mujer y médica también estaba condenado con la muerte. Ante esta sentencia las mujeres de la ciudad se lanzaron a la calle en masa manifestándose en contra de tal injusticia, dado que Agnódice había salvado muchas vidas, de esas mujeres y de sus hijos, esposas e hijos de esos hombres que la condenaban.

Agnódice se libró de su condena. Se le permitió ejercer su ciencia, pero solo podía atender mujeres. La ley tuvo que ser modificada para que las mujeres pudieran, a partir de ese momento, acceder a los estudios de medicina.

METILIA DONATA

Fue una médica de origen romano. Se conserva de ella un rico monumento funerario encontrado en Lion. Se la supone una mujer de alta clase social y que hubiera podido ejercer la medicina en la casa imperial, como médica de la corte.

IULIA SATURNINA

Esta médica romana ejerció su ciencia en Hispania en el siglo II d.C., concretamente se la ubica en Emerita Augusta, la actual Mérida, que en esos años era la capital de la provincia Lusitania. Se la supone ciudadana romana con origen en las clases populares; se conoce el nombre de su esposo, Casio Filipo que fue quien erigió la estela que nos ha quedado de ella y donde se indica su profesión y falleció a la edad de cuarenta y cinco años.

  • Otras médicas de origen romano: Primilia, Empiria, Naevia Clara…

NTIOQUIS DE TLOS

A esta médica la encontramos referida en diversos textos posteriores a su época, como en uno de los manuales de Claudio Galeno (siglo II d.C) en el que habla de Antioquis de Tlos, médica que vivió y ejerció en el siglo I a.C. en la ciudad de Licia. Era hija del médico Diodoto; llegó a alcanzar gran fama en su ciudad de tal forma que sus ciudadanos por suscrición pública erigieron una estatua en su honor. Otros textos, sin embargo, indican que había hecho erigir su estatua ella misma, lo que prueba, además, que se trataba de una mujer libre y rica.
MARGARETA
Reconocida cirujana «who had an inusual appointment as an army surgeon» es decir, que había sido nombrada cirujana del ejército de forma inusual. Es curioso que de esta médica no haya encontrado nada más…
METRODORA
Esta médica de origen griego vivió en Roma, entre los siglo I-II d.C.; otros textos, sin embargo, afirman que vivió entre los siglos III y IV. Como se puede comprobar se conoce poco de ella, salvo que fue la autora del escrito-tratado médico más antiguo conocido que fuera escrito por una mujer médica. De título «Sobre las enfermedades y los cuidados de la mujeres». Este tratado abarca muchas áreas de la medicina como es la ginecología —enfermedades del útero y mama, concepción—, en una época en la que la salud de la mujer quedaba reducida casi exclusivamente al parto. Este tratado fue ampliamente referenciado y traducido en la Grecia y Roma antiguas, llegando como texto importante hasta la Edad Media. También se la considera la primera médica que identificó la anorexia nerviosa como un problema de salud de su época.
Otras médicas de origen griego: Origenia, Cleopatra, Aspasia…

Esto es todo; este artículo es solo una pequeñísima muestra de la totalidad de médicas conocidas que ejercieron en Grecia y Roma clásicas durante siglos; y seguro que fueron muchas más de las que no han llegado noticias ni en textos ni en estelas o hitos de piedra. Abrirse camino en un mundo exclusivo de hombres debió ser una tarea ardua y complicada, con riesgo de ser condenadas de alguna forma o incluso de sufrir pena capital, como en los albores de la Grecia Clásica. Como se ha visto, casi todas las mujeres médicas ejercían como obstetras —obstetrix—, es decir, atendían en los partos, por razones lógicas: las mujeres, sobre todo las de clase más elevada no deseaban ser atendidas por hombres que, por regla general, no se ocupaban de los partos, dejando esta labor a las parteras y matronas. Algunas de estas mujeres, sin embargo, abarcaron más facetas del cuidado, de la medicina e, incluso, escribieron tratados que fueron copiados y considerados con respeto por médicos afamados como Galeno.

No se puede negar que ellas, las médicas de la Antigüedad clásica también generaron conocimiento, en su práctica diaria, en los tratados que escribieron, los cuidados que aportaron y que transmitieron generación a generación, de mujer a mujer. Ellas también ayudaron a generar conocimiento médico-científico y es justo que se conozca. Sirva este artículo para mostrar una breve reseña de lo que las mujeres médicas llevaron a cabo durante siglos.

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Poesías y versos sobre la vida

Poesías y versos sobre la vida

 

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Por Yolanda Mármol

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Con este poemario, nuestra autora Yolanda Mármol,

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