La Nueva BioDieta

APRENDE A NUTRIRTE DE FORMA SANA CON ALIMENTOS NATURALES Y ECOLÓGICOS

Por Mar Cantero

Entrevistamos a Maripi Gadet, autora de «La nueva Biodieta», un libro que te enseña a alimentarte y nutrirte de verdad, de una forma sana con alimentos ecológicos y naturales que conservan todas sus propiedades.  

¿Por qué decidiste escribir este libro?

Lo natural está dejando de ser una moda para convertirse en algo necesario. El exceso de química parece que está comenzando a ‘pasarnos factura’ y, por consiguiente, a preocuparnos.Cada vez son más las personas preocupadas por cuidar su alimentación, aquellas que se interesan por lo que entra en sus estómagos y los de sus familias. Todos estos cambios generan interrogantes en el consumidor: ¿qué son los alimentos BIO?, ¿cómo se obtienen? y ¿cómo diferenciarlos?, y esa es concretamente la finalidad del libro Alimentación Ecológica, La nueva Biodieta publicado por la editorial Almuzara Libros.

¿Qué es lo mejor de la BioDieta?

¡La DIETA ECOLÓGICA ES LA MEJOR QUE EXISTE!, estoy plenamente convencida de que esconde el secreto de la salud. Es la dieta de la VIDA, de la energía y la más fácil que realizar, ya que es la única que no cuesta esfuerzo llevarla a cabo. No resulta restrictiva y tiene una fuerte densidad nutritiva que no nos priva de nutrientes esenciales, ni tampoco de energía. Los productos ecológicos tienen nutrientes fácilmente asimilables por nuestro organismo.

La alimentación ecológica es otro modo de alimentarse.  Un estilo de vida diferente que protege nuestra salud y respeta el medio ambiente, para que este planeta continúe siendo habitable para las generaciones venideras. Esta forma de producción nos ofrece alimentos más saludables al estar exentos de residuos químicos.

¿Qué puede mejorar la dieta ecológica ante el COVID?

El COVID nos ha dejado como mensaje que tenemos que cuidarnos y proteger nuestro mayor tesoro: la salud. La dieta BIO puede ayudarnos a desarrollar un sistema inmunológico más fuerte y, por ende, a prevenir enfermedades. La alimentación ecológica está demostrado científicamente que mejora las funciones fisiológicas. Investigaciones recientes apuntan que elegir alimentos orgánicos puede llevar a aumentar la ingesta de antioxidantes nutricionalmente deseables y reducir la exposición a metales pesados tóxicos. Además, aquellas personas que consumen alimentos orgánicos tienen menos probabilidades de padecer obesidad. Las ventajas son aún superiores en los bebés y los niños.

¿Crees que es cierta la frase que tanto se repite últimamente que dice que “somos lo que comemos”?

Por supuesto. Todo lo que comemos, bebemos e incluso respiramos, de una forma u otra, acaba en nuestro torrente sanguíneo. Hipócrates decía “que mi alimento sea mi medicina y mi medicina mi alimento”. Siguiendo este sabio consejo creo que debemos alimentarnos con productos de origen natural que posean, en la medida de lo posible, propiedades biológicas activas beneficiosas para nuestra salud.

Nuestras despensas se llenan con demasiados alimentos riquísimos, pero elaborados con saborizantes, colorantes y aromas de origen químico que fidelizan al consumidor. Cada vez son más los estudios que aseguran que los alimentos convencionales contienen demasiados químicos que pueden contribuir a la aparición de enfermedades. Mi instinto de supervivencia me dice que tanta química no puede ser saludable. La clave se esconde en la prevención. Lo mejor es no exponerse a sustancias sospechosas, aunque no estén prohibidas por normativa.

¿El ciudadano sabe dónde se encuentran estos químicos?

Creo que ni tan siquiera se plantea que todos estos químicos innecesarios están presentes en su frigorífico de forma habitual. Son aditivos que están autorizados, por lo que tampoco lo considera importante. La química hace verdaderos milagros de conservación, coloración y sabor que solo benefician a los bolsillos de los fabricantes, y a nosotros no nos aportan ningún beneficio extra. Hay que leer las etiquetas de lo que se compra. En las tiendas encontramos alimentos ultra-procesados demasiado artificiales pero muy atractivos: yogures con vitaminas de origen sintético; leches con calcio creado a partir de un sustrato; prodigiosas mermeladas de fresa sin fresas; mieles con cero por ciento de miel; crema de cacao y avellanas sin avellanas; huevos contaminados con insecticidas; carnes de vacas locas, y un largo etcétera de escándalos alimenticios que no cesan de sorprendernos. La sabiduría ancestral ha permitido vivir al ser humano desde hace miles de años sin tanta química industrial que ahora nos está destruyendo. Para que nuestra salud y vitalidad se vean potenciadas y el envejecimiento se retrase es imprescindible aportar a nuestro organismo nutrientes de calidad en su forma más bio asimilable, es decir, más natural. En el proceso de trasformación orgánica tampoco se usa radiación, transgénicos, ni nanotecnología.

Maripi Gadet Castaño

Especialista en Vida Sana y Natural 

y autora de “La nueva Biodieta”

Edit. Arcopress

 

¿Cómo se cultivan las frutas y verduras BIO?

En la producción agrícola destaca que a frutas, verduras y cereales no se les hecha fertilizantes, abonos químicos, fungicidas, herbicidas, plaguicidas, ni pesticidas de síntesis. En el cultivo convencional los plaguicidas se utilizan en varias etapas del crecimiento del vegetal, para garantizar que ninguna especie invasora arruine el cultivo. Pero estos plaguicidas dejan residuos en frutas y verduras que son muy difíciles de eliminar. Salvo, si sometemos a los vegetales a un lavado intensivo con una solución de cloro, es casi seguro que terminemos ingiriendo parte de esos agroquímicos. Esta ausencia de residuos químicos como nitratos y pesticidas, ceras, anti fúngicos, etc., reduce la acumulación de tóxicos en nuestro organismo. Se está investigando sobre la posible relación entre algunos nitratos, herbicidas, insecticidas y fungicidas, ya que se cree que pueden resultar perniciosos, relacionándoles en ocasiones con diversas afecciones, cambios en el sistema hormonal e inmune, cáncer y alergias.

Además, en la agricultura ecológica se obtienen alimentos de manera sostenible y equilibrada, optimizando al máximo los recursos naturales, sin emplear productos químicos ni organismos genéticamente modificados. Una forma de cultivo más respetuosa con el medio ambiente y, sobre todo, más sana para el hombre.

¿Están más ricos los productos ecológicos?

Las frutas y verduras ecológicas tienen más sabor y son más aromáticas, debido a que mantienen su ritmo de crecimiento natural y no sufren ningún tipo de intervención para acelerarlo. Hecho que implica una maduración lenta, lo que contribuye a alcanzar la máxima concentración mineral y de vitaminas, y el máximo valor organoléptico. Es relevante que se consuma producto de cercanía, debido a que en las grandes distancias se pierde un importante valor nutricional.

La cantidad de materia seca es mayor y como consecuencia, menor la de agua, con lo que pagamos tomate a precio de tomate, en lugar de agua a precio de tomate.

¿Cuál es la mejor forma para diferenciar un producto ecológico de uno convencional?

La calidad de los productos ecológicos está abalada por los sellos oficiales que son otorgados por los Comités de Agricultura Ecológica (CAE) de cada Comunidad Autónoma y por empresas certificadoras privadas. Estos sellos suponen una garantía de calidad durante su producción, manufactura y distribución. La agricultura ecológica esta reglada desde la UE y regula las técnicas que se autorizan para la producción vegetal, ganadera, acuícola y para la transformación de los alimentos.

En la actualidad los productos Bio se pueden adquirir directamente del productor, en tiendas especializadas, bio mercados y supermercados. Ahora, y con el confinamiento que hemos vivido por la crisis sanitaria de la Covid19, ha comenzado a hacerse habitual que los agricultores te los lleven a casa directamente del campo. En el mercado bio podemos encontrar todo tipo de productos: hamburguesas, refrescos, chocolates, embutidos y jamones, golosinas, bebidas, café, cosméticos, etc., además de todo tipo de verduras, hortalizas y frutas.

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