REVISA TUS CREENCIAS, Yolanda Mármol

REVISA TUS CREENCIAS, Yolanda Mármol

Revisa tus creencias

Muchas veces nos encontramos confundidos y enredados por emociones y sentimientos contrapuestos. Desde que somos pequeños, hemos recibido innumerables mensajes de nuestro entorno, a menudo contradictorios,  que se han ido almacenando en nuestro disco duro llamado subconsciente.

POR

YOLANDA MÁRMOL

Hemos guardado todos esos mensajes sin cuestionarlos, porque provenían de personas que considerábamos referentes o porque los creíamos verdaderos. Cuando creemos que algo es cierto, actuamos en consecuencia, y muchas veces no nos detenemos a cuestionarlo, a menos que algún suceso doloroso o situaciones repetidas en nuestra vida nos hagan reflexionar sobre lo que nos está pasando.

Cuando vivimos una situación injusta o dolorosa, tendemos a generalizar o a ver las cosas en blanco y negro. Por ejemplo, imagina a un chico que ha sufrido la traición de un gran amigo; puede llegar a pensar que la amistad es una farsa y que todos los amigos son interesados. Aquí es donde surge la generalización, por citar un ejemplo entre muchos.

Si queremos vivir en la verdad y dejar de sufrir por situaciones que se repiten una y otra vez, tal vez debamos cuestionar nuestras creencias. René Descartes decía que “para alcanzar la verdad, es necesario, una vez en la vida, desprenderse de todas las ideas recibidas y reconstruir de nuevo, desde los cimientos, todo nuestro sistema de conocimientos”.

Y, como para encontrar respuestas necesitamos formularnos las preguntas adecuadas, a continuación, os dejo cuatro preguntas para cuestionar nuestras creencias, que en la mayoría de los casos son erróneas y nos causan mucho sufrimiento innecesario. ¡Vamos allá!

Voy a poner en práctica este ejercicio con una situación real mía, expuesta en El viaje del que nadie te habló: Tu Ser, pero de modo abreviado para no alargar demasiado el post.

De adolescente, me hicieron un test orientativo para aconsejarnos a los alumnos si estudiar Formación Profesional o una Carrera Universitaria. Según el resultado del test —que repito, era orientativo, no determinante—, la psicóloga me comunicó en su día que sería mejor estudiar Formación Profesional. Siendo tan joven, piensas que no vales para nada.

Para abreviar, diré que hasta hace poco no cuestioné su consejo. Llegué a la conclusión, siguiendo las preguntas expuestas anteriormente, de que no era una prueba 100% determinante, y que esa creencia no me servía para mejorar. Si otros en mi situación habían podido, ¡yo también!

 

El fin de la historia es que ahora estoy llegando a la recta final

del Grado de Educación Social,

algo que me hicieron creer que no iba a poder lograr.

¿Te animas a cuestionar tus creencias?

¿Te atreves a cuestionar lo que te dices y lo que te dicen?

 

 

TRAMPAS, por Cristina Martínez Martín

TRAMPAS, por Cristina Martínez Martín

Por Cristina Martínez Martín

TRAMPAS:

Una lección que todavía tenemos

que aprender muchas mujeres,

es la de querernos.

Querernos como somos, con nuestras virtudes y defectos, con nuestro físico, sea cual sea, con nuestro organismo herencia de nuestros mayores, con nuestra estética independiente de los modelos en vigor, porque, no lo olvidemos, ahora se llevan las delgadas, pero el pasado las abundantemente carnosas, y con nuestras circunstancias.  Y si para conseguir el modelo, que no se adapta a nuestro físico o a nuestro organismo, nos tenemos que someter a verdaderas torturas, es que no nos estamos ni queriendo ni respetando.

Lo importante no es gustarle a los demás, sino gustarnos a nosotras mismas y evitar las comparaciones.

Cuidémonos por una cuestión de salud no por unas reglas de estética que pueden cambiar en cualquier momento y obedecen al capricho.

Los seres humanos buscamos y necesitamos el afecto, algo esencial en nuestras vidas, y las mujeres, somos en especial vulnerables en ese apartado

Nacemos, vivimos y morimos en función de los afectos de nuestros padres, de nuestras parejas y de nuestros hijos. Eso es maravilloso en sí, pero tiene un coste tremendo para muchas mujeres porque, para responder a las exigencias de sus seres queridos, han de anularse, han de dejar de lado oportunidades y profesión, y han de sacrificar, asimismo, ilusiones y proyectos.

Y por ahí entramos en un terreno peligroso.  ¿Es procedente anularse para que nos quieran?  ¿Compensa o por el contrario las mujeres termínanos transformándonos en seres resentidos por causa de esa anulación que ha dejado a nuestras vidas vacías de sentido?

No somos libres de escapar del enamoramiento, pero si lo somos de escapar de la esclavitud.  La dependencia no es amor.  El amor es libre y la dependencia ata con hilos de tanza, pero las mujeres confundimos ambos a menudo, una trampa.

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MENTES ABIERTAS

¿Conoces la inteligencia emocional?, Mayte López

¿Conoces la inteligencia emocional?, Mayte López

¿Conoces

la inteligencia

emocional?

Por Mayte López

Todos sabemos en qué consiste la inteligencia, incluso cómo se mide a través

de pruebas o test y coeficientes, pero

¿conocemos la llamada inteligencia emocional?

 

Es un concepto que surgió en los años 80, a través del psicólogo y periodista norteamericano Daniel Goleman:

La inteligencia emocional es nuestra capacidad para entender y manejar correctamente nuestras emociones y las de los que nos rodean, de manera que sus enfoques se basan en las relaciones con los demás, el poder conseguir nuestras metas y la superación de obstáculos de una manera más fácil.

La inteligencia emocional se compone de:

  • Competencia personal:
  • Competencia social.

Competencia personal: Autoconocimiento, autocontrol y motivación.

Competencia social: Habilidades sociales y empatía.

Autoconocimiento: Conocernos a nosotros mismos, nuestras intuiciones, nuestros recursos, nuestros impulsos, nuestras capacidades y limitaciones, cómo nos sentimos.

Autocontrol o autorregulación: Capacidad de controlar y autorregular nuestros recursos, impulsos, nuestras emociones conflictivas.

 

La literatura científica reconoce, a través de estudios estadísticos, la relación existente entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico. Es decir, a mayor dominio en habilidades sociales y en inteligencia emocional, más rédito académico de los estudiantes.

Motivación: Nuestras tendencias emocionales de cara a alcanzar nuestros objetivos.

Habilidades sociales: Comunicarnos eficazmente, comunicarnos asertivamente (no con agresividad o de forma pasiva), saber resolver los conflictos, tener capacidad de negociación, saber colaborar y cooperar, ser capaz de trabajar en equipo, etc.

Empatía: Capacidad de ponerse en el lugar de los demás, de comprender sus necesidades y emociones.

En la escuela nos forman en diversas materias y conocimientos, sin embargo, no se dedica tiempo al desarrollo y conocimiento de otras competencias como son las habilidades sociales y las emociones. En diversos foros de ciencias sociales, se aboga por la inclusión de la inteligencia emocional y las habilidades sociales como una asignatura más en el currículo educativo de  la educación primaria y secundaria obligatoria.

No podemos olvidar que, en la etapa adolescente, las relaciones sociales son de vital importancia ya que son las que permiten un correcto y adecuado funcionamiento social del individuo. En esa etapa, la adquisición de habilidades sociales y el control y autorregulación emocional son materias que deberían aprenderse para alcanzar la etapa adulta con un alto grado de madurez psicológica y social.

La inteligencia emocional es necesaria y positiva:

  • Porque las personas somos seres sociales
  • Porque necesitamos aprender a vivir y convivir en sociedad.

Si nos educan a ser personas sociales e inteligentes emocionalmente, lograremos socializar de forma adecuada y satisfactoria, aprenderemos a resolver conflictos de forma correcta, controlaremos nuestra ira e impulsos negativos, seremos más empáticos, mejoraremos nuestra autoestima y, en definitiva, nos conoceremos mejor.

La literatura científica reconoce, a través de estudios estadísticos, la relación existente entre la inteligencia emocional y el rendimiento académico. Es decir, a mayor dominio en habilidades sociales y en inteligencia emocional, más rédito académico de los estudiantes.

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